EL INCOMPLETO DESCANSO DE LOS FALLECIDOS EN FACEBOOK

“Creo que es urgente afrontar de una vez por todas esta circunstancia: ¿qué hacer con las claves, las fotos, “amigos”, de quien abandona este mundo y …Facebook?

Parafraseando a un buen amigo, “dentro de unos años, habrá más muertos que vivos en Facebook”. Esta frase lleva días dando vueltas en mi cabeza; después de masticarla y de leer el post que el mismo publicó el pasado viernes: (https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=10219752637663171&id=1135443628&sfnsn=scwspmo) y los comentarios que ha suscitado, saco en conclusión lo siguiente:

  • En el caso de Facebook, nos encontramos ante una red social que nació hace 18 años. Por ello contiene perfiles de personas con edad más avanzada que otras como Instagram.  Es difícil encontrar a un adolescente que sea usuario de la primera. Sin embargo, en el caso de nuestros familiares ancianos, la red más usada es Facebook.

Así, es de sentido común y matemático, que si las nuevas generaciones ya no abren perfiles en esta red social y los usuarios actuales de la misma no son inmortales, tenga mucho sentido la frase con la que comienzo este artículo.

  • A todos nos llegan recordatorios de cumpleaños de personas fallecidas. Incluso podemos leer las felicitaciones en su muro de aquellos que no se han enterado del fallecimiento. Cuando compartimos recuerdos en nuestros muros, nos aparecen comentarios o reacciones de ellos ( que pueden generar distintos sentimientos). Aveces, en caso de virus, nos puede llegar el típico link como si el fallecido nos estuviera demandando abrir un video de adultos.
  • ¿Qué ocurre entonces con estas cuentas? Facebook nos da dos opciones: A) Convertirla en una cuenta “conmemorativa”, donde se supone que nadie puede iniciar sesión, no lanza recordatorios y está libre de spam (Facebook exige el certificado de defunción y rellenar un formulario). B)Cancelar la cuenta (en este caso, habrá que acreditar la representación del propietario mediante poder notarial, certificado de nacimiento, última voluntad y testamento o declaración de bienes. Así mismo deberá enviar el acta de defunción del propietario y después rellenar un formulario).

Todo esto está estrechamente relacionado con el «derecho al olvido» sobre el que también tenemos en nuestro blog un artículo: https://www.isdelgado.es/blog/ Os invito a echarle un vistazo.

Extraigo unas líneas del post al que os remitía en las primeras líneas:

“Creo que es urgente afrontar de una vez por todas esta circunstancia: ¿qué hacer con las claves, las fotos, “amigos”, de quien abandona este mundo y … Facebook? ¿cómo se podría evitar que un fallecido siga dando saltos antinatura por los perfiles en los que sigue estando, aunque no esté con las personas reales? ¿Hay herramientas legales (…)?

Como ya hemos explicado, haberlas, haylas…, pero en mi opinión pueden resultar engorrosas. Y no olvidemos que tienen que ser llevadas a cabo por los familiares del fallecido. Casi seguro que en la mayoría de los casos resulta poco agradable.

TESTAMENTO DIGITAL

En relación a esto que plantea el autor del post, os hago la siguiente pregunta: ¿habéis oído hablar del TESTAMENTO DIGITAL?

Según wikipedia, https://es.m.wikipedia.org/wiki/Testamento_digital:

«Un testamento digital (en inglés, digital will), es una expresión de voluntad o documento que recoge el destino que, una vez fallezca una persona, esta desea que se de a su presencia digital (en redes sociales, servidores de correo electrónico o sistemas de pago electrónico, etc.). Una vez que una persona fallece, se plantean numerosas dudas sobre la situación legal en la que queda la huella digital que ha dejado en diferentes servicios digitales. Acceder a sus cuentas digitales, utilizarlas o darlas de baja son acciones respecto de las que no siempre está claro quién puede actuar. Con el testamento digital, la persona titular de esos datos y cuentas puede dejar constancia de su voluntad».

Wikipedia

¿No os parece que el Testamento Digital tiene un carácter solidario como lo tiene un seguro de decesos? Al fin y al cabo, es dejar solucionado algo en vida que causará efecto post mortem (y que será una gran ayuda para los familiares)… Ahí lo dejo.

Begoña Rangel Polanco.